Para un cinéfilo, acceder a un festival puede ser una experiencia intimidante. Tal vez por falta de costumbre viendo un cine distinto a lo que comúnmente se ve en salas, sumergirse en un evento como este es una experiencia fascinante pero también desconocida.
Si uno se da el trabajo de explorar, sin embargo, siempre se puede encontrar un punto de entrada; capaz que aquel artista que recordaste salió en una de tus series favoritas de repente se encuentra en una sección paralela del Lima Fest; o de repente Lima Alterna trajo una película proveniente de un país donde pasaste tu juventud y es una oportunidad para recordar. Pronto, lo que parecía infranqueable se puede volver otra cita imperdible en tu calendario cinéfilo.
Tal vez uno de los festivales más intimidantes en Lima sea MUTA: Festival Internacional de Apropiación Audiovisual. Así es, MUTA no son siglas, pero si corresponde al verbo “mutar”, que da una idea para donde va su concepto.
Para los no iniciados – y nos incluimos – creemos que es mejor que el Festival mismo explique de que se trata. Tomado de su página web:
MUTA es un festival de exhibición y formación que combina el uso de archivos audiovisuales, y material reapropiado de cualquier tipo y origen, para la producción de nuevos contenidos desde el cine, la film performance, el arte sonoro y la instalación artística. Asimismo, dedica especial interés en fomentar la preservación de archivos fílmicos, tanto para su difusión como uso creativo.
En eso consiste el cine “de apropiación”: tomar material audiovisual ya existente – actual, de culto, de archivo, descartado, redescubierto, etc. – y usarlo para crear nuevos contenidos completamente nuevos, con mensajes y estéticas completamente diferentes. Lo que se conoce como cine experimental, aunque esto parece ir un poco más allá de lo esperado; la idea es jugar con los límites formales del típico lenguaje cinematográfico.
¿Qué ejemplos se pueden ofrecer de este cine de apropiación? Está una película como Terror Nullius (2018), de un colectivo conocido como Soda_Jerk, una crítica a la sociedad australiana contemporánea utilizando imágenes que van desde discursos políticos hasta escenas del mejor cine exploitation del país (Mad Max, Turkey Shoot y un largo etcétera). O si uno no quiere irse tan lejos y quiere ejemplos más locales, están algunos de los cortos de Rafael Arévalo, como Terror de Culto o La Interminable Historia Sin Fin, apropiándose de imágenes para construir sus propios tributos.
Pues bien, ya teniendo una idea de lo que significa este tipo de cine – y esto es sólo el principio, ya que el formato abarca no sólo largos y cortos, sino también videoclips, performances artistícas y mucho más – ya se puede proceder a anunciar que Muta celebra este año su sexta edición y la primera en presencialidad tras dos años de obligada subsistencia virtual; el evento va del 17 al 20 de agosto.
En cuanto a novedades, el evento este año cuenta con la presencia de la artista y cineasta mexicana Azucena Losana, cuya experiencia abarca el cine experimental, las instalaciones y el video. Junto con el español Luis Macías, denominado un “compositor de imágenes”, llegan a ofrecer una “manipulación” de proyectores de Super 8 y 16mm para crear obras visuales musicalizadas en vivo; una performance lumínica y sensorial.
Son más de 50 obras divididas en cuatro secciones: Latinoamérica, Internacional, Videoensayo y Desktop Films. Las sedes son cuatro: el Centro Cultural de España, CCPUCP, Caja Negra en el Jirón Ica del Centro de Lima y Qine Cine en Cusco.
Este ha sido nuestro intento por explicar un concepto que de seguro es nuevo para más de uno. La mejor manera de descubrir nuevas maneras de hacer cine es viéndolas, por lo que lo único que nos queda por hacer es sugerir que si MUTA les suena intrigante, pues entonces a sumergirse.
Visiten su página web para mayor información.