CORTO: ‘Vocatio’, de Juan Torres Tapia, se estrena pronto 0 2161

Vocatio es el más reciente cortometraje de Juan Torres Tapia, quien se aventura en la dirección por segunda vez para presentar una historia llena de giros inesperados.

Todos hemos escuchado aquel típico chiste, o al menos su introducción, el cual nos pinta esta escena: “dos monjas entran a un bar y…”. Sin embargo, es precisamente una situación muy similar a ésta la que emplea el joven director Juan Torres como punto de partida para su más reciente trabajo audiovisual, un cortometraje grabado en la ciudad de Lima el pasado mes de julio de este 2017.

El guion, escrito por Roberto Valdivieso, fue semifinalista del concurso internacional  “Make It Short”, organizado por el actor Antonio Banderas en el año 2012 y que tuvo por temática al mundo de las mujeres y los secretos que le rodean.

El cortometraje cuenta la historia de dos monjas, quienes se ven inmersas en una discusión cuando una de ellas, la más joven, descubre que la mujer que ha admirado por tanto tiempo está siendo presa de serias dudas y tiene planeado abandonar la vida que ha llevado por tanto tiempo. Sin embargo, nada es lo que parece y sus motivaciones, así como el desenlace, se van presentando de formas inesperadas.

Vocatio fue protagonizado por Daniela Trucios y Alejandra Guerra, mientras que en el equipo destacan Rogger Vergara en la asistencia de dirección, Nataly Vergara en la dirección de arte y Jorge Cerna en la dirección de fotografía.

El corto acaba de ganar el “AltFF ALternative Film Festival Fall 2017” en la categoría “Best Crime Drama” y estará concursando en otros festivales como el “CITYFLIX International Film Festival”, “Directors Circle Festival of Shorts”, entre otros.

Sobre el director…

Juan Ramiro Torres nació el 27 de octubre de 1986 en Huancayo. Durante su niñez siempre participó en talleres de teatro y artes dónde desarrollo su primer interés y fascinación por el mundo del cine. Residió en Huancayo durante 15 años luego viajo a Lima para estudiar su carrera y desarrollarse profesionalmente. Consiguió notoriedad como asistente de sonido a Guillermo Palacios y también en edición  de sonido con Omar Pareja. Su trabajo profesional en el campo del cine comenzó con el largometraje “Un lugar lejano” una coproducción de Venezuela, Argentina y España, fue dirigida por José Ramón Novoa. Gracias a su trabajo en el largometraje Cementerio General 2 tuvo un reconocimiento en mejor sonido del INDIE FILM FESTIVAL 2016.

‘Vocatio’: Ficha técnica

Carmela: Alejandra Guerra Morales
Olivia: Daniela Trucíos

Guion : Roberto Valdivieso
Dirección: Juan Torres Tapia
Producción general: Bonnie Vela
Asistencia de dirección: Rogger Vergara Adrianzén
Dirección de fotografía: Jorge Cerna.
Dirección de arte: Nataly Vergara Adrianzén
Diseño de sonido: Juan Torres Tapia
Sonido directo: Willy Ilizarbe Pizarro
Edición: Guillermo Loli

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Fundador y editor en FotografíaCalato.com. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, miembro de la APRECI—Asociación de Prensa Cinematográfica, y crítico de cine aprobado por RottenTomatoes.com. Cofundador y editor de FotografiaCalato.com y NoEsEnSerie.com. Colaborador en el libro "Video Games You Will Never Play", del colectivo Unseen64. Integra el staff de MasGamers.com, Nintendo.Pe y Fans de Zelda Perú, y los portales de cine Cinencuentro y ViveElCine.com.  Actualmente trabaja como Content Manager en RevolucionArte, empresa que publica el Programa de Mano Universal "Folk" para eventos teatrales y culturales.

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Crítica: Yana-Wara 0 161

Yana-Wara (2023), como ya se sabe, es el último proyecto del puneño Óscar Catacora, co-dirigido junto su tío Tito. Se esperaban grandes cosas del joven Catacora luego de su prometedor debut, Wiñaypacha (2017), un crudo y difícil retrato de una cruenta vejez en el Ande peruano. Esta nueva película confirma que lo de ese primer filme no fue flor de un día; Catacora era un talento en ciernes, lo cual hace que su impensado fallecimiento en pleno rodaje duela aún más.

Yana-Wara (Luz Diana Mamani) es una niña huérfana y muda de apenas 13 años, obligada a vivir en la remota puna junto a su abuelo Don Evaristo. Tras asistir a una escuela rural, la joven es vejada por su maestro, lo cual lleva a su anciano cuidador a tomar una drástica decisión y a la justicia del pueblo a tomar cartas en el asunto.

En su momento, de Wiñaypacha se dijeron varias cosas; y si bien la mayoría estaba de acuerdo en que se trataba de uno de los mejores estrenos peruanos de la última década, completamente ajeno a consideraciones comerciales y más cercano al cine de autor, también se le acusó de tener una mirada miserabilista, o de pornomiseria, como se suele referir a películas hechas para el circuito festivalero que realzan la miseria de Latinoamérica para públicos extranjeros. La película de Catacora al final logró escapar de estos rótulos debido a su profunda humanidad; era un filme que golpeaba fuerte, que dejaba huella, pero que al menos lograba que el espectador reflexione acerca de ciertos aspectos de la vida cotidiana – al menos, en lo que se refiere a las relaciones paternales; más de uno seguramente quiso dar un abrazo a sus padres o abuelos inmediatamente después.

Este sentir tan compasivo y humano se extiende ahora a la historia de la pequeña Yana-Wara, sometida a vejamenes que no comprende y donde todos inevitablemente deciden por ella. En lo que se refiere a retratos audiovisuales del mundo andino, uno se puede acostumbrar a una imagen exótica y romántica de su estilo de vida, ritos y costumbres, realzando una faceta mística, de conexión con la naturaleza y el espíritu andino que bebe del cine y hasta de documentales televisivos o campañas de PromPerú; un retrato que a veces puede caer en lo condescendiente y paternalista. Para un público urbano y occidentalizado resulta fácil caer en este patrón e ignorar lo real, al considerarse algo lejano.

Los Catacora van en contra de esta visión y tal como en su anterior trabajo, Yana-Wara es una cruda y fuerte dosis de realidad sobre el Ande. La niña es sometida prácticamente a una tortura interminable, obedeciendo a prácticas y costumbres que pueden considerarse arcaicas y que rayan buena parte del tiempo en el abuso físico y psicológico; esto sumado a una sociedad se sabe es machista y que ya tiene visto robarle su propia voz a la niña incluso antes de que esta la pierda. Está además el sistema de justicia que ve el caso de Don Evaristo, uno donde parece primar el concepto del ojo por ojo sin mayor sutileza; en un país con un sistema judicial tan alicaido como el nuestro, esto no resulta un bálsamo.

Todo esto contrastado con la paz y serenidad de unos remotos aunque majestuosos paisajes andinos plasmados en blanco y negro; el contraste entre bucólicas vistas de la naturaleza y los sucesos a veces inhumanos que vemos en pantalla resulta chocante. Los Catacora no buscan aleccionar ni dar sermones; parecen solo estar mostrándonos sin tapujos una realidad de cierta región del país que muchos o pasan por alto o ven edulcorada, una que no ha cambiado nada en varios años; de ahí a que esta historia resulte atemporal y puede ser tanto contempóranea como ambientada hace 20, 30 años sin que se note la diferencia.

Por lo demás, Yana-Wara es una progresión natural en el cine de los realizadores puneños. Donde Wiñaypacha era contemplativa y de un estilo casi documental, esta recurre más a recursos cinematográficos, desde la narración a destiempo – buena parte del film es un flashback mientras Don Evaristo cuenta su historia a las autoridades – hasta marcados trucos de edición y momentos casi subliminales – una escena clave bien podría verse como una película de terror, con todo lo que eso conlleva. Lástima entonces que la carrera de Óscar haya quedado trunca justo cuando se estaba desarrollando. Ahora le queda a Tito tomar la posta, pero al menos nos queda como legado de este joven director dos filmes que están entre lo mejor del cine nacional reciente.

 

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Estreno: Tayta Shanti 0 503

«Una película sobre la familia y la identidad». Esa es la descripción de Tayta Shanti, tercer largometraje del huancaíno Hans Matos Cámac luego del «western andino» Pueblo Viejo y la reciente Peso Gallo. Se trata de un reencuentro entre Ángela (Julia Thays) y su hija Angie (María Tesoro) con sus familiares en Huancayo. Con la celebración del Tayta Shanti – fiesta emblemática del Valle del Mantaro – como trasfondo, ambas confrontarán a sus raíces e identidas provinciana.

“Somos testigos de los conflictos y problemas que vive una familia en el marco de la celebración de la fiesta del Tayta Shanti. Cada vez que contaba a alguien de qué iba la película, no dejaban de hablar de lo común que es la situación en Huancayo. Los jóvenes protagonistas de esta historia, verán cuestionada su identidad al verse enfrentados a una sociedad que los confronta”, comenta el director.

El director recuerda que desde niño ha participado en fiestas tradicionales con su familia. “Las carpas de comida, los castillones, la música, los vestuarios, la algarabía; todos estos elementos están grabados en mi memoria. Cuando un foráneo me pregunta por los excesos de la fiesta, comienzo a explicarle lo que la fiesta significa para mí: una oportunidad para reunir a la familia y estar juntos a pesar de nuestras diferencias. Con esta película espero compartir esas emociones con el público”.

Completan el reparto Gianco Ponce, Melvin Quijada, Marco Miranda, Laurens Flores y Benjamín Baltazar. Grabada íntegramente en Huancayo, Tayta Shanti se estrena el 29 de febrero.

 

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