23 Festival de Lima: Algunas Recomendaciones 0 1476

En cuestión de días arranca el 23 Festival de Cine de Lima. Del 9 al 17 de agosto, es la ventana anual al cine reciente hecho en Latinoamérica y el resto del mundo y un breve descanso de nueve días de los multicines (tranquilos todos, Hobbs y Shaw seguirán ahí cuando vuelvan).

Si bien el cine hecho en la parte hispanohablante del mundo es bastante amplio (a pesar de contar con un aproximado de 400 películas, el Lima Fest tan solo abarca una parte), cada año se pueden resaltar algunos hitos o puntos en común, tanto delante de la cámara como detrás de ella. Cabe destacar que de los 18 títulos de la Competencia Oficial de Ficción, la mitad son dirigidos (o co-dirigidos) por mujeres, lo que da fe de la variedad de puntos de vista presentes en la muestra y le aporta una muy necesaria diversidad.

La competencia incluye tanto a directores consagrados como la argentina Ana Katz o el brasileño Karim Ainouz, como a óperas primas, que en este caso son diez; entre ellas se encuentra nuestra Melina León y Canción sin Nombre, uno de los títulos más esperados luego de su estreno en Cannes.

A continuación, algunas recomendaciones de lo que hemos podido ver de la Competencia Oficial de Ficción, apenas una pequeña muestra de lo que trae esta edición.

 

 

La Vida Invisible de Eurídice Gusmão de Karim Ainouz (Brasil)

Basada en la novela del mismo nombre de Martha Batalha y ganadora del Premio Un Certain Regard en el último Cannes, lo nuevo de Ainouz está ambientado en los años 50 y cuenta la historia de Eurídice y Guida, dos hermanas separadas por el destino en su juventud y que pasarán el resto de sus vidas sin saber una de la otra.

Un melodrama al mejor estilo clásico, hecho con bastante oficio y tremendamente emotivo. Guida y Eurídice son separadas por el machismo imperante de la época, aquel que les exige conformarse a ciertos roles en la sociedad y mantener un perfil bajo, sin permitirles tener la vida que desean; una demostración del patriarcado más rancio que aún hoy sigue tristemente vigente. Drama de largo aliento de Karim Ainouz, desde hace mucho tiempo un caserito del Festival; otra prueba del buen momento por el que está pasando el cine de Brasil.

 

 

Los Tiburones de Lucía Garibaldi (Uruguay) ÓPERA PRIMA

Pasando los días en el balneario en el que vive, Rosina experimenta las relaciones afectivas por primera vez con Joselo, un pescador local. Todo mientras la amenaza de tiburones acecha las aguas, como una clara metáfora de la juventud y aquel rito por el que pasamos todos al adentrarnos en las peligrosas aguas de la adolescencia.

Una sencilla pero bien contada historia coming-of-age, con las acostumbradas experiencias de la juventud: el despertar sexual, la primera decepción amorosa, etc. Todo desde un marcado punto de vista muy femenino, en este sólido debut de Lucía Garibaldi.

 

 

Miriam Miente de Natalia Cabral y Oriol Estrada (República Dominicana) ÓPERA PRIMA

Un retrato del racismo asolapado y los prejuicios presentes en todo Latinoamérica, a través de Miriam, una niña que cae en una insostenible red de mentiras al no querer revelar que el novio que ha conocido por internet es de raza negra. El que ella también lo sea, en la multicultural región del caribe, es una ironía que no pasa desapercibida, pero son los complejos de una familia arribista los que llevan a una situación que sería absurda si no fuese tan real.

Al contar esta historia desde un punto de vista juvenil, la película no hace más que resaltar unas exasperantes actitudes muy comunes en la sociedad, unas de las que todos habrán caído alguna vez, a veces sin darse cuenta. Sin caer en la machacante denuncia, este buen debut de la dupla Cabral-Estrada tiene algo que decir y lo hace de manera firme y convincente.

 

 

Nuestras Madres de César Díaz (Guatemala) ÓPERA PRIMA

La llamada Guerra Civil de Guatemala duró de 1960 a 1996; en esos 36 años de enfrentamiento se cometieron varias atrocidades en contra de la población indígena guatemalteca, dejando un incontable saldo de muertos y desaparecidos.

En su historia de un joven forense recuperando los restos de los desaparecidos – descubriendo sus secretos familiares al mismo tiempo – Nuestras Madres busca cerrar estas heridas abiertas. Similar a la peruana NN de Héctor Gálvez, lo que no hace más que demostrar que los estragos de los conflictos civiles son una experiencia compartida en toda América Latina; ya sea una humilde mujer indígena o un especialista forense, todos han sufrido por igual.

Un drama que además sirve como puerta de entrada a la cinematografía de Guatemala, poco conocida en el resto del continente y que con esta y José de Li Cheng, tienen dos representantes compitiendo en esta edición.

 

 

Sócrates de Alexandre Moratto (Brasil) ÓPERA PRIMA

El joven Sócrates pierde a su madre y debe sobrevivir sólo en los márgenes de Sao Paulo, enfrentándose a la orfandad, la destitución y la falta de trabajo; tarea nada fácil para un joven en pleno proceso de descubrir su propia identidad sexual. Drama urbano que podría fácilmente ser acusado de pornomiseria como le ha pasado a tantos otros filmes latinoamericanos (miseria de exportación hecha para festivales, dicen), pero que gana puntos por su compromiso con el realismo y el buen trabajo del joven actor Christian Malheiros.

Sócrates es un protagonista carismático, avispado y dispuesto a todo para sobrevivir; resulta fácil apoyarlo en sus correrías por la costa de Sao Paulo; es él quien le da valor a un drama que no es fácil de ver (no es el tipo de filme que uno se repite), pero que muestra una problemática social que muchos – incluido el mismo público de los festivales de cine – desconocen o ignoran.

 

Visiten el fanpage del Festival para más información sobre la programación, sedes y horarios.

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Cofundador y editor en FotografiaCalato.com. Bachiller en Periodismo de la Universidad Católica del Norte en Antofagasta, Chile. Master en Creative Writing, Publishing, and Editing (Escritura Creativa y Edición) de la Universidad de Melbourne, en Australia Redactor de Godard! Revista de Cine desde el 2005. Ha sido redactor de la revista de cine australiana Filmink. Colabora con el portal de noticias canadiense ScreenAnarchy. Miembro de la Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica (APRECI). Escribe el blog semanal Cinéfilo de Martes en la página web del diario Publimetro, además de colaborar con otros medios nacionales e internacionales. Redactor de la página web No Es En Serie, dedicada a series de televisión. Además mantiene su propio blog, Desaires, desde el 2005, donde escribe sobre cine, música y temas afines.

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3er Lima Alterna: Innova, Experimenta, Ve Cine 0 1869

¿Cómo abordar un festival de cine como Lima Alterna? Se puede empezar con las buenas noticias: su tercera edición será tanto virtual como presencial, una versión híbrida que no puede hacer más que aumentarles el perfil luego de dos años de forzada presencia digital. Esto va de la mano con un crecimiento que los ve llegar a cinco salas en Lima y tres en provincias.

Otra opción más en el calendario festivalero nunca está de más, especialmente tras dos años de pandemia.

Pero de nuevo queda la interrogante: ¿Cómo abordar Lima Alterna? Volvamos al principio: Lima Alterna nace de lo que fue Lima Independiente, cuya misión se encontraba en el nombre: cine independiente, experimental, creativo, alejado de lo convencional y que hasta hoy es recordado por haber traído al aquel entonces ganador de la Palma de Oro en Cannes, Apichatpong Weerasethakul.

Lima Alterna, sin embargo, está abriendose su propio camino. Y desde ya se pueden ver las que se están convirtiendo en sus caracteristicas definitorias. Esta su variedad geográfica; mientras que la vieja confiable para varios eventos locales es buscar cine de Europa (Francia, España, Rusia, Francia, los sospechosos comunes), este es un festival que va más allá y nos trae filmografías de países tan insospechados como Bangladesh, Palestina, las Islas Salomón o la República del Congo, por dar algunos ejemplos. Si se trata de conocer cine de otras latitudes, han hecho la tarea.

Pero también está la voluntad del festival de experimentar, de ir más allá del típico cine de tres actos. Y no sólo con un denso cine de autor, sino también con algo de espiritu lúdico; de ahí su aceptación del cine de género (sci-fi, terror, etc.) pasado por el filtro de lo experimental. Eso se ve desde la película con la que inauguraron hace ya dos años, Jesus Shows You The Way to The Highway, un delirio indescriptible sobre hackers, figuras religiosas y Batman.

 

 

Y se ve de nuevo con The Timekeepers of Eternity, que a pesar del nombre que parece sacado de novela juvenil distópica, no es más que una reedición y reencauchada de una miniserie de dos capítulos de 1995, The Langoliers, basada en un cuento de Stephen King y que muchos fans están de acuerdo no es de las mejores adaptaciones del celebrado autor; esa es la manera diplomática de decir que es bastante mala.

Un grupo de personas en un vuelo de rutina despierta para encontrar el avión desierto, lo mismo el resto del mundo; parece son las únicas que quedan. El gran giro es que han viajado al pasado, un pasado “muerto” y que está a punto de ser devorado por las criaturas del título, que gracias a los efectos especiales noventeros parecen Pac-manes marrones calidad Playstation 1. Lo único por lo que se recuerda hoy es justamente esas criaturas y por el primo Balki de Perfectos Desconocidos sobreactuando como nunca en la vida como un ejecutivo al borde un colapso nervioso.

Y es justamente el desequilibrado Mister Toomy el que se vuelve el enfoque de esta nueva versión, ahora presentada en blanco y negro y con animación hecha en papel; un pequeño juego que convierten a esta somnífera película en un experimento psicológico. Sólo hay que aguantar diálogos dignos de telenovela cebollera y uno que otro actor que parece narcotizado. Así, con animación y un nuevo montaje más cercano a la paranoia, The Langoliers cobra otra dimension. El que hayan podido resumir una película de tres horas en 60 minutos y que aún se mantenga coherente dice mucho de lo olvidable que es la versión original.

 

 

Este tipo de innovaciones y experimentos es justamente lo que parece persigue un festival como Lima Alterna. Es cierto que puede ser intimidante para el espectador promedio; es un gusto adquirido. Pero si están dispuestos a tener paciencia y sumergirse en este cine poco convencional, quien sabe que tipo de cosas se pueden encontrar.

 

El 3er Lima Alterna Festival Internacional de Cine va del 13 al 23 de octubre. Para más información, incluyendo sedes y horarios, visiten la página web.

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26 Festival de Cine de Lima: El Retorno 0 1054

Dos años después de la aparición del Covid-19, las cosas parecen estar volviendo de a pocos a la normalidad. La gente retoma sus actividades, los cines vuelven a abrir (la calidad de la cartelera, sin embargo, se mantiene desigual), nuestra clase política ha reabierto el circo y los festivales de cine vuelven a la presencialidad.

El Festival de Cine de Lima fue uno de ellos; luego de recibir el 2020 y el 2021 tras una pantalla, sacrificando todo aquello que hace de un festival, un festival – de lo contrario es ver películas solo en tu cuarto en una laptop – ahora vuelve para una versión híbrida, juntando lo mejor de ambos mundos. Para los que extrañaban conversar con extraños en la cola de una sala recomendándose películas, o tomándose el cafecito de rigor para sobrevivir a maratónicas sesiones de cine no comercial; o para los que prefieren evitarse las colas y las entradas acabándose en tiempo récord (siempre para las películas peruanas), ahora existen ambas opciones: retomar el aspecto social de un Festival, o quedarse en casa a salvo del virus y de los que inevitablemente roncan en una sala.

 

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Este año, el Festival abrió fuegos con La Danza de Los Mirlos de Álvaro Luque, documental acerca de la recordada agrupación de cumbia amazónica, infaltables en los 60s, 70s y 80s y que aún siguen vigentes. Para los fans, es una oportunidad de mover los pies con viejos amigos; para los que no saben nada de cumbia, como el humilde redactor de esta nota, es un buen punto de partida para adentrarse en el género, de la mano de uno de sus mayores cultores.

Resumiendo la historia de la agrupación en poco menos de 80 minutos, Luque crea un documental bienintencionado pero que queda corto; uno siente que la historia de los liderados por Jorge Rodríguez Grandez, con sus invaluables contribuciones a la música popular y sus altibajos por más de dos décadas, daba para dos horas o más. Esto es, antes que nada, un afectuoso tributo (ni siquiera un conflicto que dividió al grupo en dos es desarrollado más allá de un par de menciones), repleto de buena música; las canciones resultan tan enérgicas y pegajosas, que es casi imposible no querer seguir el ritmo.

Así lo pudo comprobar el público asistente cuando Rodríguez Grández y compañía hicieron una sorpresiva aparición en el escenario para tocar y poner a bailar a todo el auditorio; luego de una breve tocada, queda claro que Los Mirlos aún tienen energía de sobra. Fue una oportunidad además para que el público de un evento que a veces peca de muy solemne y formal pueda divertirse un rato.

 

 

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La competencia y secciones paralelas este año son mucho más reducidas, obedeciendo no sólo al readaptarse a la presencialidad luego de dos años, sino también a una reestructuración más austera que se viene dando últimamente en el Festival (mayor presencia del cine de género, menos películas provenientes de Cuba, invitados que no han actuado en telenovelas brasileras, etc.). En un panorama distinto en el que los festivales ahora tienen que competir con un sinfín de plataformas oficiales (Netflix, Mubi, Amazon y un largo etcétera) y no oficiales (los omnipresentes torrents), es bueno comprobar que no escasean los títulos de interés.

 

 

Entre estos títulos, llama la atención la presencia de Fernando Bacilio en dos títulos en la Competencia Ficción (y al ser los únicos nacionales en la terna, eso convierte al actor en un representante no oficial del país). La Pampa es un drama que además busca denunciar la trata de blancas alrededor de la minería ilegal en la Amazonía; queda ver si Dorian Fernández-Moris hace una buena transición al género dramático tras sus inicios en el terror y el suspenso. Por otro lado, Tiempos Futuros de Víctor Checa está ambientada en una Lima distópica y futurista centrada en la relación entre un padre y su hijo intentando sobrevivir. La ciencia ficción es un género injustamente poco representado en el cine nacional – salvo excepciones como El Limpiador de Adrián Saba o Entonces Ruth de Fernando Montenegro – por lo que cuando algún director decide adentrarse ahí, es para prestarle atención.

Fernando Bacilio llamó la atención de todos con El Mudo de los Hermanos Vega, con premio en Rotterdam incluido; le ha tomado nueve años volver a un protagónico en el cine y esta vez por partida doble. De lejos uno de nuestros mejores intérpretes, que se merece mejores papeles.

 

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El Festival siempre es una oportunidad para pasar revista al estado actual del cine latinoamericano. Últimamente, por ejemplo, se ha podido comprobar que el mejor cine de género viene saliendo de Brasil; ahí están Las Buenas Maneras de Marco Dutra y Juliana Rojas, una fábula sobre hombres lobo, o Bacurau de Kleber Mendonca Filho, una crítica social disfrazada de cinta de acción a lo John Carpenter. A esta saludable tradición se une Medusa de Anita Rocha da Silveira, sobre un grupo de fanáticas religiosas que van a misa en el día y en la noche se vuelven vigilantes a la caza de “pecadores”. Una crítica al fanatismo religioso y al conservadurismo más rancio, algo que ese país lamentablemente viene viviendo en los últimos años.

 

 

Colombia es otro país que goza de buena salud en su cine; ahí está Un Varón de Fabian Hernández como prueba. La historia de un joven que se mueve por los bajos fondos, un ambiente incierto lleno de criminalidad y violencia donde se ve obligado a madurar a la fuerza; escondido detrás de una actitud recia y fuerte está un niño abandonado que no sabe a quien acudir. Es un descarnado retrato de un submundo que se repite por todo América Latina y que muchos prefieren asumir no existe. Sin embargo, lo de Hernández no es denuncia, apenas una mirada incómoda y sin adornos a otra realidad; una mirada a la que bien se podría acusar de miserabilista.

El Perú, como siempre, aparece con una extensa presencia que abarca las Competencias de Ficción y Documental, pero también presentaciones especiales – Francisco Lombardi vuelve a la dirección luego de siete años con La Decisión de Amelia, que muchos esperan supere a la olvidable Dos Besos (una comedia negra que quiso ser un drama serio y por eso no cuajó) – y la Sección Hecho en el Perú, que entre ficción y docos demuestra que el panorama actual del cine nacional es bastante amplio, al menos por el lado de la realización; sin embargo, los criterios de programación de la sección, a todas luces arbitrarios, siguen siendo un misterio.

El Festival de Cine de Lima va del 4 al 12 de agosto. Mayor información, incluyendo horarios y sedes, en su página web.

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