El estreno el año pasado del documental La Revolución y la Tierra no sólo permitió reflexionar sobre una etapa importante en la historia del Perú reciente, sino que puso sobre el tapete la importancia de rescatar el cine de aquella época. Un cine que según la misma película tenía mucha conciencia social, estando muy comprometido con enseñar la realidad política y social que se vivía en el Perú en los años 60s, 70s y 80s. Hoy, con la filmografía nacional dividida entre películas comerciales para todo público y el cine de autor más personal, esto es cada vez más difícil de encontrar.
En esta corriente destacan figuras como Federico García, Nora de Izcue y el Grupo Chaski, los responsables de Gregorio (1984) y Juliana (1989), dos de los mejores ejemplos de este cine de otra época. Esta última llega a los cines en una versión remasterizada a cargo de Guarango Cine y Video; no hay mejor momento para reencontrarse con un clásico del cine nacional que aún sigue vigente, 30 años después.
Juliana (Rosa Morffino) es una niña que vive en la marginalidad con una madre trabajadora y un padrastro abusivo. Sin mayores opciones para escapar de su calvario y en busca de una vida mejor, se corta el cabello y se hace pasar por niño para unirse a su hermano Clavito (Edward Centeno), integrante de una pandilla de chicos de la calle que cantan en el transporte público por unas monedas – además de llevar a cabo ocasionales robos para su “padre” postizo, el siniestro pero carismático Don Pedro (Julio Vega).
Juliana nos muestra rincones de Lima hace 30 años, pero bien pudo haber sido filmada ayer. Y no sólo porque el trabajo de restauración, con notorias mejorías en el audio y calidad de imagen, la hace parecer una película contemporánea; muchas de las problemáticas que muestra se siguen dando en nuestro país, como la marginalidad, la delincuencia, el maltrato infantil y la desigualdad social.
“En el año 2000, ojalá el Perú no sea más fregado” dice un personaje en algún momento; podemos comprobar no sin cierta pena de que algunas cosas no han cambiado demasiado; por ejemplo, el darnos cuenta que tanto hoy como en los años 80, el Perú es un país tremendamente machista. Juliana se ve obligada a hacerse pasar por niño para poder acceder a lo que ella ve como una mejor oportunidad, porque su entorno espera que se conforme a ciertos roles preestablecidos. A su modo, es una forma de rebelión. Una realidad latente hasta para una niña pequeña y que lamentablemente hoy se sigue dando.
El reparto está compuesto casi enteramente por niños; y a pesar de que se suele decir que trabajar con menores es uno de los retos más difíciles para cualquier director, este grupo de actores se desenvuelve con naturalidad en pantalla, particularmente durante sus desgarradores testimonios a la luz de una vela, relatando las circunstancias que los llevaron a vivir en la calle; momentos casi documentales que desnudan una seria problemática.
Sin embargo, a pesar de las duras circunstancias de este grupo de niños, la película no se olvida de que son niños y los deja serlo. Vemos a esta pandilla en las correrías y travesuras de juventud, todos con sus propios sueños para el futuro y que al final, independizados en un barco abandonado frente al mar, formando una familia improvisada, bien podrían hacerse realidad. Juliana a ratos adquiere el carácter de una fábula; la inspiración de Oliver Twist de Charles Dickens es aparente, con Don Pedro como el Fagin de su propio grupo de huérfanos.
El Grupo Chaski se formó en el documental; esto fue muy aparente en Gregorio y su compromiso se mantuvo en Juliana (no en vano incluye un crédito de «Investigación»), pero en este caso se permitieron experimentar más con la ficción. El resultado es una película dura y realista, pero que se preocupa de contar una historia sin caer en el aleccionamiento excesivo o el sermón. Esto la ha permitido perdurar en el tiempo y volverse parte de la cultura pop nacional; véase sino el inolvidable diálogo del Cobra (David Zúñiga).
Juliana representa el tipo de cine al que idealmente debería apuntar la cinematografía nacional; uno accesible pero con contenido, que logra un buen balance.
Juliana llega a los cines este jueves 9 de enero.
Pueden ver aquí la entrevista que realizamos el año pasado al director Alejandro Legaspi, a propósito de la presentación de la película en el Festival de Cine de Lima.
Imágenes: Diario Correo, La República