El Ciclo de Cine Peruano de Invierno es la más reciente actividad del Ministerio de Cultura y la DAFO.
Así como nos ayudaron a soportar los calurosos primeros meses del año, ahora la Sala Robles Godoy será el refugio perfecto del cada vez más gris frío limeño.
Se trata de una selección de cintas de años recientes, algunas de las cuales ya han pasado por cartelera – destacan la arequipeña Encadenados de Miguel Barreda y Extirpador de Idolatrías de Manuel Siles; ambas encontraron un lugar en el Centro Cultural PUCP.
Del 15 al 24 de julio, hay una buena oportunidad de ver aquellos estrenos nacionales que no alcanzaron a ver en salas. El ingreso es libre.
Programación
Viernes 15 de julio
7pm: Extirpador de Idolatrías de Manuel Siles
9pm: Algo se Debe Romper de Enrique Méndez
Sábado 16 de julio
5pm: Cada Viernes Sangre de Fernando Montenegro
7pm: La Última Noticia de Alejandro Legaspi
Domingo 17 de julio
5pm: Como en el Cine de Gonzalo Ladines
7pm: Desaparecer de Dorian Fernández-Moris
Martes 19 de julio
7pm: De Parias y Mendigos de Rafael Arévalo
9pm: Regreso al Templo del Sol de Marco Pando
Miércoles 20 de julio
7pm: Encadenados de Miguel Barreda
9pm: Algo se Debe Romper de Enrique Méndez
Jueves 21 de julio
7pm: Desaparecer de Dorian Fernández-Moris
9pm: De Parias y Mendigos de Rafael Arévalo
Viernes 22 de julio
7pm: Extirpador de Idolatrías de Manuel Siles
9pm: Cada Viernes Sangre de Fernando Montenegro
Sábado 23 de julio
5pm: Regreso al Templo del Sol de Marco Pando
7pm: Encadenados de Miguel Barreda
Domingo 24 de julio
5pm: La Última Noticia de Alejandro Legaspi
7pm: Como en el Cine de Gonzalo Ladines
Agradecimientos: DAFO, Ministerio de Cultura, Cinencuentro
Cofundador y editor en FotografiaCalato.com. Bachiller en Periodismo de la Universidad Católica del Norte en Antofagasta, Chile. Master en Creative Writing, Publishing, and Editing (Escritura Creativa y Edición) de la Universidad de Melbourne, en Australia
Redactor de Godard! Revista de Cine desde el 2005. Ha sido redactor de la revista de cine australiana Filmink. Colabora con el portal de noticias canadiense ScreenAnarchy. Miembro de la Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica (APRECI). Escribe el blog semanal Cinéfilo de Martes en la página web del diario Publimetro, además de colaborar con otros medios nacionales e internacionales. Redactor de la página web No Es En Serie, dedicada a series de televisión. Además mantiene su propio blog, Desaires, desde el 2005, donde escribe sobre cine, música y temas afines.
Yana-Wara (2023), como ya se sabe, es el último proyecto del puneño Óscar Catacora, co-dirigido junto su tío Tito. Se esperaban grandes cosas del joven Catacora luego de su prometedor debut, Wiñaypacha (2017), un crudo y difícil retrato de una cruenta vejez en el Ande peruano. Esta nueva película confirma que lo de ese primer filme no fue flor de un día; Catacora era un talento en ciernes, lo cual hace que su impensado fallecimiento en pleno rodaje duela aún más.
Yana-Wara (Luz Diana Mamani) es una niña huérfana y muda de apenas 13 años, obligada a vivir en la remota puna junto a su abuelo Don Evaristo. Tras asistir a una escuela rural, la joven es vejada por su maestro, lo cual lleva a su anciano cuidador a tomar una drástica decisión y a la justicia del pueblo a tomar cartas en el asunto.
En su momento, de Wiñaypacha se dijeron varias cosas; y si bien la mayoría estaba de acuerdo en que se trataba de uno de los mejores estrenos peruanos de la última década, completamente ajeno a consideraciones comerciales y más cercano al cine de autor, también se le acusó de tener una mirada miserabilista, o de pornomiseria, como se suele referir a películas hechas para el circuito festivalero que realzan la miseria de Latinoamérica para públicos extranjeros. La película de Catacora al final logró escapar de estos rótulos debido a su profunda humanidad; era un filme que golpeaba fuerte, que dejaba huella, pero que al menos lograba que el espectador reflexione acerca de ciertos aspectos de la vida cotidiana – al menos, en lo que se refiere a las relaciones paternales; más de uno seguramente quiso dar un abrazo a sus padres o abuelos inmediatamente después.
Este sentir tan compasivo y humano se extiende ahora a la historia de la pequeña Yana-Wara, sometida a vejamenes que no comprende y donde todos inevitablemente deciden por ella. En lo que se refiere a retratos audiovisuales del mundo andino, uno se puede acostumbrar a una imagen exótica y romántica de su estilo de vida, ritos y costumbres, realzando una faceta mística, de conexión con la naturaleza y el espíritu andino que bebe del cine y hasta de documentales televisivos o campañas de PromPerú; un retrato que a veces puede caer en lo condescendiente y paternalista. Para un público urbano y occidentalizado resulta fácil caer en este patrón e ignorar lo real, al considerarse algo lejano.
Los Catacora van en contra de esta visión y tal como en su anterior trabajo, Yana-Wara es una cruda y fuerte dosis de realidad sobre el Ande. La niña es sometida prácticamente a una tortura interminable, obedeciendo a prácticas y costumbres que pueden considerarse arcaicas y que rayan buena parte del tiempo en el abuso físico y psicológico; esto sumado a una sociedad se sabe es machista y que ya tiene visto robarle su propia voz a la niña incluso antes de que esta la pierda. Está además el sistema de justicia que ve el caso de Don Evaristo, uno donde parece primar el concepto del ojo por ojo sin mayor sutileza; en un país con un sistema judicial tan alicaido como el nuestro, esto no resulta un bálsamo.
Todo esto contrastado con la paz y serenidad de unos remotos aunque majestuosos paisajes andinos plasmados en blanco y negro; el contraste entre bucólicas vistas de la naturaleza y los sucesos a veces inhumanos que vemos en pantalla resulta chocante. Los Catacora no buscan aleccionar ni dar sermones; parecen solo estar mostrándonos sin tapujos una realidad de cierta región del país que muchos o pasan por alto o ven edulcorada, una que no ha cambiado nada en varios años; de ahí a que esta historia resulte atemporal y puede ser tanto contempóranea como ambientada hace 20, 30 años sin que se note la diferencia.
Por lo demás, Yana-Wara es una progresión natural en el cine de los realizadores puneños. Donde Wiñaypacha era contemplativa y de un estilo casi documental, esta recurre más a recursos cinematográficos, desde la narración a destiempo – buena parte del film es un flashback mientras Don Evaristo cuenta su historia a las autoridades – hasta marcados trucos de edición y momentos casi subliminales – una escena clave bien podría verse como una película de terror, con todo lo que eso conlleva. Lástima entonces que la carrera de Óscar haya quedado trunca justo cuando se estaba desarrollando. Ahora le queda a Tito tomar la posta, pero al menos nos queda como legado de este joven director dos filmes que están entre lo mejor del cine nacional reciente.
El cine se viste de gala en Áncash y de manera semipresencial. Con la finalidad de incentivar, reconocer y difundir las obras audiovisuales creadas en nuestro país, la primera edición del Festival de Cine de Áncash se inauguró este 8 de setiembre de 2021 y culmina el 18 del mismo mes.
“Es momento de mostrar el cine de Áncash al mundo, será un festival hecho por jóvenes de distintas disciplinas con temas de interés para la audiencia nacional. Tendremos muchas actividades virtuales y presenciales, entre ellas un concurso de cortometrajes, conversatorios, talleres y mucho más porque vivimos orgullosos de la cultura ancashina”, señaló Cynthia Ramírez, directora del Festival de Cine de Áncash.
La convocatoria tuvo mucha aceptación entre jóvenes realizadores y cineastas independientes de Áncash y del resto del país. A continuación, presentamos los detalles del concurso de cortometrajes:
Los cortometrajes seleccionados, serán exhibidos del 8 al 18 de septiembre a través de la plataforma de Cinestesia.
Son 34 cortometrajes en competencia, 24 nacionales y 10 de la región.
El jurado que tendrá a cargo la elección de los ganadores en competencia será conformado por cuatro personalidades representativas del medio audiovisual, artístico y cultural, escogidos por la organización del festival.
Los cortometrajes ganadores se exhibirán en las salas de CineStar – Chimbote.
El proyecto ganador de la competencia de la región Áncash se hará acreedor de un plan de distribución y exhibición gracias a Chullpi – Cine Sur.
A lo largo del festival, se contarán con diversas actividades dirigidas y presentadas por invitados nacionales e internacionales del rubro audiovisual, artístico y cultural. Estas actividades son:
Talleres formativos virtuales:
TALLER DE GUION PARA CORTOMETRAJES a cargo de Paola Molina.
TALLER DE CORTOMETRAJE COLECTIVO a cargo de Jaisia FigueroaIdrogo y Ralp León Arias
Conversatorios virtuales:
RETOS DE TRANSMEDIA EN ÁNCASH a cargo de Isabel Madueño y Alexander Luna
GUION Y DIRECCIÓN a cargo de Miguel Ángel Moulet
Conversatorio presencial:
CONVERSATORIO SOBRE LA DIRECCIÓN EN “EL FUGITIVO DE LOS ANDES” en el hotel Selinacon de Luis Tarazona
Paneles virtuales:
LOS PROYECTOS ANCASHINOS AUDIOVISUALES EN DESARROLLO con Carme Cirilo, Julio Gonzales y Ralp León Arias
PRODUCCIÓN DE CINE con Tania Medina Caro, Miguel Barreda y Dalia Carranza.
Clases Maestras:
CREACIÓN CINEMATROGRÁFICA DESDE LA IMAGEN con Carlos Sánchez
Cabe mencionar que el festival cuenta con el apoyo de la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo, de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Áncash y del hotel Selina de la ciudad de Huaraz y es producido por Ari Crew en alianza con Pop Corn – Cineclub.
Como se ha mencionado ya, el Festival de Cine de Áncash se presentará desde sus redes sociales oficiales, y en la plataforma virtual de Cinestesia.